Escapar del Algoritmo: Dejando la música en Streaming

Posted on Sun, Mar 5, 2023 Reflexión 🌱 Sprouting Música

Hace unos días, llegué a la conclusión de cerrar todas las cuentas en redes sociales. Siendo sincero, nunca, nada, es tan drástico. Pero, en cualquier caso, intenté acercarme a ese objetivo. Cerré mi cuenta de Twitter, cerré mi cuenta de Instagram, cerré mi cuenta de Spotify, Netflix, HBO y ya. Cuando empiezo a hacer la lista, siempre me parece que son muchos más de los que realmente son. No fue una decisión nada sencilla. Cuando no eran años recogidos en esas paginas, solo en Twitter tenia narrados mas de 10 años de mi vida, eran ventajas económicas o un algoritmo bien domado. Al final, decidí mantenerme firme y cerrar todo lo que pudiese. Mejor cerrar solo algunas, que ninguna me dije. Hoy creo que fue un acierto, aunque a veces me arrepienta. Sin embargo, aun me quedan algunas: Facebook y Whatsapp, Apple Music, Apple Tv+, Amazon Prime, Disney +, Xbox Game Pass y SkyShowtime. Algunas, como Whatsapp o Xbox Game Pass me ofrecen un servicio que, de cualquier otra manera, me resultaría muy dificil de conseguir y no tengo ningunas ganas de ponerme a trastear. El resto, en el largo plazo, serán canceladas.

Sin embargo, quedaba la cuestión de Apple Music y la música en streaming. Como iba yo, una persona que consume música a todas horas, todos los días, a dejar de escuchar y utilizar este tipo de servicios. Yo, que unos meses antes, había enunciado abiertamente mi necesidad vital de usar los servicios de suscripción de musica en streaming, yo que he llegado a usar Apple Music durante más de 20 horas seguidas en un periodo de 36. Yo, que he sido target de este tipo de servicios durante los últimos 7 años, tanto para descubrir cosas nuevas, como para poder tener acceso a todo lo que me gusta, en cualquier momento. Pues bien, tras una profunda reflexión he decidido que no quiero volver a usar ninguna de estas aplicaciones.

Antecedentes: ¿Por Qué no me gusta la musica en streaming?

Todo esto, empezó con una canción de Kylesa repetida en bucle por el Echo que tengo instalado en la cocina. Puede sonar absurdo pero tiene mucha más profundidad de la que parece. Una mañana, mientras me dedicaba a fregar los platos, le pedí a Alexa que me pusiese musica en Apple Music y me puso, por enésima vez, las mismas cuatro canciones de siempre: Crusher de Kylesa, Turnedo de Iván Ferreiro, Un Pueblo de Reincidentes y Feelings de Offspring. Hasta aquí, todo bien. Probablemente, en algún momento, me puede apetecer escuchar cualquiera de esas canciones, pero: ¿Por qué suenan siempre juntas?¿Por qué una detrás de la otra? y, sobre todo, ¿Por qué, si he dejé de escucharlas de forma expresa, más o menos por el 2013?

Al final, descubrí que mi yo de 27 años, dejé de escuchar musica de forma sistemática (como si alimentar el algoritmo fuese un trabajo) en el año 2012, me estaba hablando a través de mi trayectoria errática en los algoritmos de estas plataformas (en los ultimos 4 años he usado indistintamente, e incluso a veces simultáneamente, Tidal, Apple Music y Spotify), sobreexponiendo aquello que le gustaba a esa persona y no tanto lo que estoy escuchando hoy. De esta manera, Baroness, Kylesa, Mastodon y Torche (que los escuché muchísimo durante el periodo 2014-2015, cuando estaba suscrito a AM) aparecían muchísimo antes que Black Country New Road, Squid o Black Midi (que los había escuchado mucho más en Tidal), alejándome de aquellas cosas que me estaban interesando y metiéndome con calzador a Fountains DC, Sleaford Mods o Dry Cleaning, que no me gustan nada (porque si, amigos, los echo escuchan y el algoritmo también se alimenta de eso), como sonidos genéricos y, valga la redundancia, algorítmicos. De esta manera, la pereza de ponerme listas random se me hacia insoportable y se convertía en un perpetuo next (Next, a ver si la siguiente me encanta). Poco a poco, fui dejando de escuchar musica, pensando que era yo el que era incapaz de establecer una relación interesante con nada nuevo. En realidad, era el algoritmo que me hacía girar en círculos alrededor de una supuesta musica que me tenia que gustar.

A esto, además, se suma otra cuestión no menos importante: la justicia y el pago a los artistas. Si bien es cierto que, a lo largo de los años, han aparecido plataformas que han incidido en esta cuestión, como es el caso de Tidal, al final todo son plataformas que buscan tener, cuanto más catalogo mejor y cuanto más barato mejor. Aquí podría refrendar lo que digo con datos y seria aún más doloroso, pero cualquier búsqueda dará los resultados de forma rápida y sencilla. Cuando reproducimos musica en Apple Music, Spotify o Tidal, no estamos generando, ni de lejos, el valor de aquello que consumimos. No es, solo, que los artistas reciban poco dinero, es que todo el ecosistema es insostenible en el largo plazo y se basa en la idea de precarizar todos los elementos de la cadena, desde los musico, hasta los oyentes y es el algoritmo el que decide lo que vale la pena ser escuchado y lo que debemos escuchar. Esto se traduce en sonidos más genéricos, grupos cada vez más parecidos, canciones cada vez más cortas y todo sustentado por la buena voluntad de una serie de empresas que, en mayor o menor medida, ganan dinero con todo lo accesorio y no con la música en si misma, que parece la gran olvidada de todo esto. Entonces me pregunté: ¿Quiero seguir formando parte de todo esto? y la respuesta, obviamente, fue que no.

La salida del Streaming: ¿La vuelta a lo físico o la hibridación?

Llegados a este punto, era evidente que no podría seguir como lo había hecho hasta ahora. Las plataformas de streaming no me estaban dando lo que buscaba y, en ultima instancia, me estaban expulsando de algo que consideraba que era parte esencial de mi vida. Yo, en lo personal, necesitaba establecer una relación diferente con aquello que escuchaba. Necesitaba volver a elegir el disco, a tener que decidir por cual me decanto y no tenerlos todos amontonados en una biblioteca virtual, necesitaba ponérmelos y escucharlo y que eso no implicase tener que ir haciendo piruetas para poder integrar todos los sistemas y espacios de mi casa. Al final, lo que yo necesitaba era hacer una escucha consciente que implicase poner toda (o la que yo quisiese) mi atención en lo que está sonando.

Para llevar a cabo esto, existen varios caminos diferentes. El primero, cancelar todas las cuentas y ponerme a comprar vinilos o CDs. Ese fue mi primer acercamiento. Por circunstancias de la vida, aposté muy fuerte por el vinilo y, en general, he tenido la oportunidad de sacar en claro muchas enseñanzas que ya expondré más adelante, pero la más importante de todas ellas es que me he reconciliado con la música. El hecho de poner el vinilo en un equipo de calidad y sencillamente escuchar, me ha ayudado a volver a valorar todas y cada una de las cosas que suenan. Durante estos meses, desde mayo del año pasado a hoy, he reaprendido a escuchar. He vuelto a tomar decisiones sobre mi propia escucha y no me he dedicado a alimentar un algoritmo, a currar para que una aplicación me recomiende mejor música, que no escucharé porque estará sepultada en miles de otras canciones, a dar like a canciones para decirle a Apple que me venda las canciones que el algoritmo piensa que me gustaran, a acumular los mejores discos del año, año tras año, para que mi perfil encaje en el algoritmo. No me he dedicado a nada de todo eso que no tiene nada que ver con la música.

Escuchar en físico, está genial y es muy satisfactorio. De eso, no hay ninguna duda y, hoy en día, creo que no admite discusión. Además, los equipos son caros, pero no son prohibitivos. Sin embargo, punto 1, la escalada de precios en el vinilo está haciendo que comprar determinados discos se vuelva muy dificil y muy caro (lo que termina obligando a pasar por Amazon y eso no es una buena opción) y, punto 2, te ata a un lugar especifico para escuchar la musica. El primero, es fácil de sortear, bien sea utilizando el CD, bien sea haciendo uso de herramientas como el Chromecast, el Airplay, o un receptor bluetooth, se puede escuchar un disco en un amplificador de casi cualquier edad, a través de las plataformas o no y a calidad lossless o casi (FLAC y ALAC, en casi de tener un equipo Hi-Res o AAC, 320 y 320 V0 en cualquier otro caso). Ahora bien, necesitaras un master para entender en el entramado de plataformas/calidad y demás prestaciones, otro día lo abordamos. El segundo punto, plantea más problemas y es la razón por la cual nunca me había planteado dar este paso, hasta ahora.

En efecto, la posibilidad de escuchar la musica que he ido recopilando en mi iTunes, desde el año 2007, en casi cualquier parte del mundo y a calidad de AAC de 256 kbps (uso unos Pixel Buds A, asi que no voy a conseguir mejor calidad de sonido en ningún caso, es equivalente a mp3 de 320kbps), no es nada desdeñable. Gracias al servicio de iTunes Match, lanzado en el año 2011, he ido confeccionando minuciosamente una discoteca profusa en clásicos y llena de canciones que me encantan. Canciones que, como es lógico, agradezco poder llevar encima siempre que voy a correr, estoy en el gimnasio o salgo a caminar. Aunque al final sean siempre las mismas, tan solo tengo que buscar en mi biblioteca y darle a play, asi de fácil y esta es, precisamente la clave de todos estos servicios. Asi de fácil. Yo sabia que fuera de las plataformas había vida pero también que, como dicen BCNR en Science Fair, It’s Black Country Out There y, seguro, haría mucho frío, tendría que renunciar a muchas cosas y no sabia como de profundo seria el cambio. Asi que me puse a buscar opciones.

La conclusión: En mi música mando yo

Antes de seguir, debo aclarar que todo lo que voy a exponer a continuación requiere inversión económica y bastante conocimiento para poder configurar todas las cosas que hay y transitar por caminos que son casi inexplorados. No obstante, en efecto, pagar una suscripción de 10 euros es mucho más fácil, pero también mucho más injusto.

La primera opción, la más sencilla, implica aprovechar la opción de streaming que ofrece Bandcamp y, de paso, contribuir de una forma justa y en igualdad de condiciones con los artistas que nos gustan. Pitchfork escribió un articulo muy interesante al respecto, que enlazo a continuación, en el que entrevista a una serie de artistas sobre su opinión a propósito de Bandcamp. Cuando compramos un disco en Bandcamp, no solo le estamos dando mucho más dinero a los artistas del que recibirá nunca en Spotify, Apple Music o Tidal, también estamos obteniendo el derecho a tener una copia digital del disco (si compramos el digital) que podemos descargar todas las veces que queramos y en el formato que consideremos oportuno (algunos incluso están en flac a 26bits, opción que, por ejemplo, Qobuz cobra al doble de precio, aunque lo más común es flac a 14, que probablemente sea más que suficiente para el común de los equipos) y sin DRM. Además, siempre podremos usar el streaming desde su aplicación, como si de Spotify se tratase (a la misma calidad de bitrate), pero sin la presencia de algoritmo y sin tener que pagar ninguna suscripción para utilizarla. Ahora eso si, implica comprar los discos y pagar un precio justo y razonable por ellos (puedes pagar lo que quieras por encima del precio). Además, la linea editorial es interesante, siempre hay algo que descubrir, el catalogo es bastante grande y existen los bandcamp friday (primer viernes de cada mes), cuando aumentan el porcentaje de ganancia de los sellos y de los artistas.

This Is How Much More Money Artists Earn From Bandcamp Compared to Streaming Services

Independent musicians detail how Bandcamp is putting money in their pocket in a more meaningful way than Spotify, Apple Music, and YouTube.

Si todo esto, no es suficiente, no hay que olvidar que poder acceder a los flac, sin DRM, nos abre todo un abanico de posibilidades que, normalmente, se encuentra vetado en el mundo de las plataformas de streaming. En este sentido, podemos utilizar un reproductor multimedia, yo uso el Foobar2000 (modificado con el tema eole), y escuchar nuestros álbumes como se hacia antes de la llegada de Spotify en el 2007 pero, también podemos escucharla en el amplificador si tiene conexión de DLNA (la mayoría de los amplis modernos tienen o, si no, una tele con Android TV conectada a un ampli, serviría) o poner en marcha un NAS con todo lo que esto implica. Es decir, elegir el disco en nuestro servidor (no hace falta nada más que activar la opción en Windows y suficiente espacio en el HDD) y ponerlo en nuestro salón, o nuestra Play, o nuestra Xbox o lo que sea.

Sin embargo, la opción de establecer un NAS implica un gran paso adelante. Gracias a este tipo de aparatos, el contenido estaría siempre accesible y a disposición, sin tener que preocuparte de si el ordenador se encuentra encendido y, además, con el software adecuado, accesible, además fuera de casa. Esta ultima opción, es mi objetivo ultimo. Sin embargo, requiere un nivel de inversión que ahora mismo no me puedo permitir. Habría que comprar un NAS, ponerlo en marcha, comprar un disco duro de, al menos, 2 TB y, por ultimo, comprar el servicio de Plex Pass que, aunque no es necesario para poner el contenido en remoto, es interesante por los servicios que ofrece. Ahí si, podré hacer converger la biblioteca de canciones que tengo en iTunes, libre de DRM, con aquellas canciones que haya ido comprando en Bandcamp y las podré llevar siempre encima y escucharlas en cualquier lugar al margen de todo algoritmo y aunando, de esta forma la necesidad de seguir escuchando música, pero haciéndolo de una forma justa, comprometida y militante, pagando por lo que escucho, claro.

De momento, he elegido la opción de la aplicación de Bandcamp para escuchar en la calle y usar el servidor DLNA para escuchar en el salón. En este sentido, he ido seleccionando algunos discos sobre los que me apetecía volver y que tenia un poco olvidados (y estaban bien de precio) y luego he ido haciendo mi lista de lo mejor, para mi, de lo que llevamos de año. Tengo, actualmente 13 discos y bueno, los voy escuchando poco a poco. Cuando me aburro de uno, me paso al siguiente y asi, poco a poco, voy descubriendo cosas nuevas. De momento, no siento que haya perdido nada, más bien, todo lo contrario he ganado en satisfacción. Es verdad que tengo una biblioteca mucho más pequeña, que xbox ya no me permite escuchar musica mientras juego y que no tengo muy claro como voy a solventar el tema de escuchar musica en los altavoces Echo pero, todo eso, es menos importante que saber que la música que escucho me pertenece, que no hay ningún algoritmo de fondo y que nadie sale perdiendo con mis hábitos de escucha.

Al final, si se quiere, se puede.

Ps: Mi perfil de Bandcamp, por cierto, puede ser visitado aquí:

calaat's collection | Bandcamp

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